
“Hace tiempo, ya, que Azul no vive donde viven las demás hadas. Se fue. Nadie supo bien por qué. Nunca nadie la había tratado mal. Nadie hizo nunca nada para ofenderla.
Solo Azul sabía el por qué. Y ese era que, por más que aquel país podía ser el más maravilloso del mundo, Azul no soportaba vivir allí, ya que había descubierto un mundo donde todo era exactamente como quería. Era el mundo de su imaginación.
Por más que lo intentara, no podía vivir en su mundo y en aquel país, y se fue a un prado, sin ningún árbol o planta que la distrajera. Era un prado interminable, para que su mundo quepa allí adentro. Desde entonces, todos se dirigen a él como El Prado de Azul.
Un día, una pequeña hada salió a caminar por los lejanos prados, y sin darse cuenta, se introdujo a los territorios de Azul. Ella pensó que era alguien que la venía a molestar, y no soportó que interrumpieran el hilo de sus pensamientos. Entonces creó, con su mente, una jaula especialmente diseñada para el hada atrevida que se había animado a molestarla. No es la única hada atrapada en las nebulosas del mundo de Azul. Todas ellas tuvieron que soportar mil años de historias sin sentidos e inconclusas. Pero no existe llave que las libere, así como no hay forma de que Azul abandone aquel lugar.
La verdad es que azul es igual a mí. Con sus ojos cambiantes, grandes, abiertos como platos. Con su piel transparente, con su pelo corto, inflado, pero lacio. Con su sonrisa alunada…
Con sus grandes alas, que le sirven, mas que nada, para volar, mas allá de lo posible e imposible.
Y con el oscuro secreto de querer gritar, y demostrar que no es como todos creen”
Solo Azul sabía el por qué. Y ese era que, por más que aquel país podía ser el más maravilloso del mundo, Azul no soportaba vivir allí, ya que había descubierto un mundo donde todo era exactamente como quería. Era el mundo de su imaginación.
Por más que lo intentara, no podía vivir en su mundo y en aquel país, y se fue a un prado, sin ningún árbol o planta que la distrajera. Era un prado interminable, para que su mundo quepa allí adentro. Desde entonces, todos se dirigen a él como El Prado de Azul.
Un día, una pequeña hada salió a caminar por los lejanos prados, y sin darse cuenta, se introdujo a los territorios de Azul. Ella pensó que era alguien que la venía a molestar, y no soportó que interrumpieran el hilo de sus pensamientos. Entonces creó, con su mente, una jaula especialmente diseñada para el hada atrevida que se había animado a molestarla. No es la única hada atrapada en las nebulosas del mundo de Azul. Todas ellas tuvieron que soportar mil años de historias sin sentidos e inconclusas. Pero no existe llave que las libere, así como no hay forma de que Azul abandone aquel lugar.
La verdad es que azul es igual a mí. Con sus ojos cambiantes, grandes, abiertos como platos. Con su piel transparente, con su pelo corto, inflado, pero lacio. Con su sonrisa alunada…
Con sus grandes alas, que le sirven, mas que nada, para volar, mas allá de lo posible e imposible.
Y con el oscuro secreto de querer gritar, y demostrar que no es como todos creen”
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