Todo texto aquí visto es pura creación de grillito, alias Azul, alias Fairy, alias la chica astronauta, alias Azul, alias la loca esa

toda imagen aquí vista es pura creación de alguna persona, ecepto grillito, a menos que ella diga lo contrario. Si quieren ver dibujos de ella, vayan a http://lachicamariposa.deviantart.com/

Procuren no chocarse con la luna!

sábado, 14 de agosto de 2010

ToTalmente InespEraDo


Él era un ser tan insignificante que ni siquiera me voy a gastar en ponerle un nombre. Cuando nació, tenía ojos de vaca. Cuando creció, también. Ojos negros de vaca tierna y mansa. Lamentablemente, a las vacas se la lleva al matadero.
A pesar de ser tan insignificante, él tenía un poder secreto. Digo que es secreto, porque creo que nadie lo consideraría como un poder especial.
Él tenía el poder de recibir los golpes del destino como caricias. Se dejaba manejar por sus ataduras sin poner resistencia. Le decía que se pusiera ahí, y él lo hacía, más allá de lo que aquello pudiera significar.
No es que no tuviera opiniones, simplemente no las valoraba. Hizo de toda su vida lo que le decían los demás. Estudió lo que querían sus padres, se juntaba solo con los pocos que buscaban su amistad, y nunca desobedecía ni contradecía.
Estudió ingeniería, aunque a él le hubiera gustado arquitectura. Se casó con Émily, aunque siempre había querido tener algo con la jovencita que se sentaba detrás suyo en la secundaria.
Émily era una de las pocas mujeres que se habrían enamorado de él. Émily tenía una actitud demandante, no le gustaba que le llevaran la contra. En otras palabras, él estaba hecho para Émily, aunque nadie sabía a ciencia cierta si Émily estaba hecha para él.
A pesar de que ésta vida, quizá no era su vida perfecta, nunca se lo oía quejarse. Bueno, tampoco tenía mucho de que quejarse, al fin y al cabo, todo lo que poseía lo había obtenido sin necesidad de hacer nada a voluntad propia. Podemos decir que hasta ahora, nada le había salido realmente mal, pero, al fin y al cabo, el tenía un poder secreto.
Un día llego de trabajo de mal humor, quizá solo por algo insignificante, tal vez sin razón alguna. Si no hubiera vuelto de mal humor, era posible que las cosas hubieran sucedido de otra manera.
Émily le pidió que pusiera la mesa.
Y algo se rompió.
-no.- dijo en voz baja.
Émily estaba ocupada.
- ¿qué?- le preguntó, sin dejar de prestar atención a lo que estaba haciendo.
- ¡No!- respondió, aferrándose a una fuerza desatada desde el interior de su alma.
Entonces, su poder oculto se activó. Si, él era capaz de recibir los golpes del destino como caricias. Pero también era capaz de romper sus hilos con gran facilidad.
Él debía ser un ser insignificante. Estaba escrito que sería así. Pero en ese instante, dejó de ser intrascendente y se convirtió en una persona. Hizo algo tan inesperado, que desquebrajó el sentido de la realidad, y las ataduras que nos sostenían se cortaron. Un instante después, todo se volvió negro.
Tan negro como un principio.