Todo texto aquí visto es pura creación de grillito, alias Azul, alias Fairy, alias la chica astronauta, alias Azul, alias la loca esa

toda imagen aquí vista es pura creación de alguna persona, ecepto grillito, a menos que ella diga lo contrario. Si quieren ver dibujos de ella, vayan a http://lachicamariposa.deviantart.com/

Procuren no chocarse con la luna!

jueves, 22 de julio de 2010

Historias de Foggia


En aquellos tiempos, Foggia solo estaba poblada por indios nativos. Fue un país que tardó mucho en modernizarse. Todos estos indios tenían costumbres muy primitivas, pero al mismo tiempo, muy queridas, y no encontraban razón para abandonarlas.
Un día, una pequeña indiecita se levantó enferma, y fue a ver a su abuela.
La señora; una mujer alta y canosa, llena de arrugas, pero aún así fuerte y ágil; era conocida como unas de las más sabias de la región. De hecho, todos los ancianos lo eran, ya que eran los únicos que conocían todas las viejas historias.
La mujer le tocó la frente, que ardía en fiebre, le abrió los ojos y observó sus pupilas.
La indiecita le preguntó que ocurría, y la anciana dictaminó que estaba poseída por los malos espíritus.
Acto seguido la agarró fuerte del brazo y la llevó a una especie de cubículo pequeño, hecho de madera y lleno de decoraciones. Parecía una tumba.
La anciana le dijo que no se preocupara, que solo era un purificador, para eliminar a los malos espíritus. Que debía quedarse ahí durante un buen rato, hasta que los espíritus hayan abandonado completamente su cuerpo. La niña entró, y la señora la encerró con un extraño mecanismo de candado.
Pasaron un par de horas hasta que la abuela regresó. Abrió la puerta lentamente, y luego pegó un grito de horror. La puerta, en la parte de adentro estaba rasgada, y la niña se encontraba muerta.
No. Los espíritus acabaron con su cuerpo. Fue demasiado tarde.
Pensó la anciana, y fue corriendo a avisarle a los demás.
“¡Los malos espíritus están sueltos! – Gritó- ¡Abandonaron el cuerpo de la niña, y ahora van tras nosotros!”
Todos se asustaron y fueron corriendo a los purificadores para protegerse.
Eso fue, principalmente, lo que hizo que la población de Foggia se redujera hasta casi la mitad.
Es que la primitiva tecnología de aquel país jamás había descubierto que, dentro de los purificadores, el aire se agotaba en tan solo 5 minutos.

Pero, por eso, es un país hermoso. – Pensaba el niño que leía la historia. - Porque siguieron sus culturas hasta morirse. Porque nada debe ser más hermoso que morirse por amar tanto a tu país.

viernes, 9 de julio de 2010

Los ODIO!


Siento los músculos tensados. Y los pies me oponen resistencia. Debe ser que hoy tuve demasiada vida, y me pegó fuerte. Creo que no estoy muy acostumbrada a eso.
Los quiero demasiado, hijos de puta. Los quiero tanto que tengo que insultarlos. Los quiero tanto, que tengo miedo, porque me pueden hacer mierda en un minuto. Sin esfuerzo, quizá, solo basten unas pocas palabras. Es horrible, por dos segundos no tenés nada, y de golpe todo deja de tener sentido y valor, porque todo tu cerebro se llena de risas… y después volver a la nada, y lo único que recuerdas son las risas estridentes en tu cabeza. ¿Cuál es la prueba de que fuiste tan feliz? ¿Por qué reías?
A veces pienso en los cuentos de hadas, y en esas princesas que escapan de la torre o de sus deberes para verse con algún príncipe, y luego, a las doce, por culpa de alguna especie de hechizo, tienen que volver a su vida de antes, como si nada hubiera pasado. Está bien, yo en nada puedo parecerme a una princesa. Tampoco tengo un príncipe por el cual escaparme. Pero si vamos al caso, es lo mismo.
Los odio. Los odio porque lograron hacer que los quisiera. Porque hicieron que pueda dejarlo todo atrás por ellos. Porque me hicieron más dependiente de lo que ya soy, casi por naturaleza. Porque me hacen quererlos, porque me hacen llorar. Porque hicieron que puedo volverme así de patética. Patética…
Y sobre todo, porque me hacen notar que cuando se van, yo no tengo nada, pero con ellos, todo es vida, todo es vida. Y ellos siempre son ese todo.
Que son mejores que yo, y aún así se juntan conmigo y me aceptan como a un igual. Jamás entenderé porqué lo hacen y siempre los odiaré por eso. Los admiro, y estoy tan orgullosa que los envidio.
A veces, quisiera llorar delante de ellos, para que sepan todo lo que me duele, y que me abracen, como cuando estamos felices, pero ahora como si quisieran verme mejor. Pero me gusta hacerme la fuerte. Además, por estúpido que sea, los quiero, y me gusta ver la sonrisa en sus rostros, y no quiero que se borre por mi culpa.
Otras veces, simplemente me gustaría sentarme delante de la tele y ver a los dibujitos animados, admirarlos sin que ellos influyan en mi vida o viceversa. Y después viene la parte que me arrepiento.
Hoy quiero creer que soy valiente, y no me voy a esconder detrás de personajes. No quiero ser esa escritora cobarde. Basta de Kate, basta de Anette, basta de Azul. Mi nombre es Grisel, aunque ya casi nadie me dice así. Este es mi estilo de vida, bienvenidos a mi mundo. Etc.