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Procuren no chocarse con la luna!

viernes, 19 de julio de 2013

Utopías Cap 10 : El Plan


"-… ¿Está Kevin? – Le preguntamos a Albert sin rodeos, una vez que estuvimos de vuelta en la capital. (Por si no lo recuerdan, Albert es el cantinero que también es el dueño de un par de habitaciones, una de las cuales Kevin alquilaba desde ese entonces) 
Albert es un señor que probablemente no sea tan viejo como aparenta. Es gordo, de poco pelo, y tiene cara de sapo, ni hablar de los dientes que le faltan. Pero es una buena persona, al menos siempre fue muy paciente con Kevin y conmigo, y no se mete en los temas que no le incumben, lo cual yo creo que es una excelente cualidad en cualquier persona.
Ese día, Albert nos miró de arriba abajo, como si intentara recordar quiénes éramos. Detuvo la vista particularmente en Jess, y probablemente se preguntó si esa chica de cabello moreno y mejillas rosadas podría ser misma aparición de pelo blanco que había visto hace unos meses atrás. Pero como digo, Albert no se mete en lo que no le incumbe, así que no hizo verbales sus cuestiones.
- … No estoy seguro de que esté despierto. – Respondió luego de un rato. (Eran las 2 de la tarde)
Nos hizo subir, y luego tocó la puerta de su habitación.
- Kevin… Te buscan.
Escuchamos un débil gemido, y luego de un rato que pareció eterno, entreabrió la puerta. Tenía el pelo mucho más largo que la última vez que le habíamos visto, aparte de que tenía barba de varios días. Llevaba puesto solo un pantalón gris y su cabeza parecía un nido de esos pájaros que tanto ama. Nos dirigió la mirada más desganada que vi en mi vida y luego volvió a cerrar la puerta.
- ¡Eh! ¡No viajamos hasta acá para que nos cierres la puerta en la cara! – Chillé
- ¡Ya sé, carajo! ¡Solamente estoy haciendo un poco de orden! 
Al poco tiempo volvió a abrir la puerta y esta vez nos dejó pasar. Evidentemente, la idea del “orden” para Kevin consistía en hacer una pila con todo el quilombo y acomodarla en los rincones, porque en las esquinas de la habitación podían verse tumultos de ropa hechas un bollo, y de vez en cuando algunos frascos y objetos de medición que utilizaba en su improvisado laboratorio. Nos hicimos un lugar sentándonos en la cama de Kevin. Él se había puesto una camiseta blanca y nos hablaba desde el baño mientras se afeitaba.
- Mierda, no sabía que iban a venir. 
- Lógico, ¿Cómo podías saberlo? – Le dijo Sally muy tranquila. Yo la miraba aguantándome la risa. ¡Era tan fácil sacar de quicio a Kevin! Bueno, todavía lo sigue siendo.
- Tranquilo, no tenés que hacer de cuenta que te importa ser un buen anfitrión.
Salió del baño, ya teniendo un aspecto un poco más presentable, y suspiró.
- Perdonen, es que hace días que ni veo la luz del sol.
- Se nota. – Murmuró Sally.
Nos reímos con descaro. Jess nos miraba con reprobación.
Kevin se desplomó sobre un montón de ropa, usándolo a modo de sillón, tratando de controlar su genio. 
- A ver, chicos… no estamos para bromas. – Dijo mientras se masajeaba las sienes con las manos. – ¿Me pueden decir qué carajos le hicieron?
- ¿Qué? - Murmuramos con Sally al unísono.
- ¡A Jess, obviamente! – Exclamó, exasperado. - ¿Qué le hicieron para que terminara así?
- ¡Nosotros no le hicimos nada! – Saltó Sally a la defensiva.
- ¿Por qué decís que fuimos nosotros?
- Es verdad, ellos no hicieron nada. – Aseguró Jess.
Kevin la miró por unos segundos y luego negó con la cabeza.
- No, ¿saben qué? Esto solo puede significar que le pasó algo malo, y ustedes no hicieron nada para evitarlo.
- ¿Por qué decís eso? – Exclamamos Sally y yo.
Pero Kevin ni nos miró. Tener una conversación lógica con este tipo puede ser difícil. En vez de eso, se dirigió a Jess.
- Jess…  no sé cómo decirte esto…  Tu alma blanca… ya no es más blanca, al igual que tu cuerpo y que todo lo demás. Se impurificó. 
Jess se quedó en silencio, como procesando la información.
- O sea… ¿Qué ahora soy mortal?
Kevin se exasperó.
- ¡Mierda, ¿es que nunca me escuchan?!  Nunca fuiste inmortal, un alma pura se puede impurificar en cualquier momento y eso es exactamente lo que te pasó a vos. Y aún así… Bueno, no me lo esperaba. Para ser pura, tu alma era rara. De hecho, tener el alma pura a tu edad no es algo… Natural.
- Yo no sé cuál es mi edad.
- ¡Ya, es una forma de decir! por tu cuerpo podemos deducir que sos una chica de 15 muy desarrollada, o una de 20 muy pequeña, o alguna de las edades de en medio.
A Sally, por alguna razón, le entró la risa tonta y yo no tardé en contagiarme. Kevin nos ignoró, por supuesto.
- Lo que quiero decir, - Retomó, un poco ofuscado.- Es que, en general, si lograste tener el alma pura a esta edad, no hay razón para que se te impurifique justo ahora. Claro que teniendo en cuenta tu situación… es un poco subjetivo. No sabemos nada de tu pasado… Pero yo supuse que no era algo que se te iba a ir fácilmente. Tu alma tenía brillo peculiar, parecía ser más fuerte que cualquier desgracia…
Se quedó pensativo y nosotros no nos animamos a agregar nada. Reinaron unos segundos de silencio.
- ¿Y bien? – Saltó Kevin, de repente. - ¿No me van a decir qué pasó?
- ¿Qué pasó…? – Inquirí, sin saber a qué se refería.
- ¡No se hagan los desentendidos!  Algo tuvo que haber pasado para que Jess terminara así. Antes de que se forme una impureza en el alma, tiene que haber ocurrido una tragedia, aunque a veces parezca pequeña…
Nos dirigimos miradas mudas, sin que ninguno se atreviera a hablar. Al ver que Jess no parecía querer tomar la iniciativa, decidí hacerlo yo.
- Mi madre… Murió.
Kevin me miró como si sospechara que era una broma.
- ¡En serio! – Me defendí - ¿Te parece que mentiría sobre esto? Es solo que fue en circunstancias muy extrañas… y bueno, parece que a Jess le afectó…
Jess bajó la mirada.
- Pero… No entiendo. – Dijo Kevin. – Jess, ¿No se supone que podés observarlo todo? ¿Por qué te afectaría tanto la muerte de alguien que acabás de conocer, habiendo conocido la historia completa de tantas otras?
- Yo… No quiero hablar de eso. – Murmuró, un poco nerviosa.
- Ok... Tal vez solo sea que fue la primera vez que viste la muerte en vivo y en directo... bah, no sé, no sé como funcionan tus poderes, a decir verdad.
- …Fue la primera vez que lloró.- Dije luego de un rato.
- ¡...Matt! - Me reprochó Jess.
- Por lo menos que ella recuerde. - Pensé que lo mejor que podíamos hacer era contarle todo lo que le había sucedido, por si había alguna forma de ayudar.
Pero Kevin pareció no darle demasiada importancia al comentario. En vez de eso, nos miró a los dos con recelo y luego espetó.
- Ustedes están escondiendo algo.
- ¿¡Qué!? ¡No! - Reaccionamos casi al mismo tiempo. Aún hoy en día, no tengo ni idea de lo que Kevin sospechaba de nosotros. Probablemente, algo muy retorcido.
- Si si, eso hace que me parezcan más confiables todavía. - Dijo con sarcasmo.
- ¡Dios mío, Kevin! Ahora entiendo porqué nadie te soporta. - Solté, un poco incómodo de que nos observara con desconfianza.
- ¡Andate a la mierda! - Exclamó. Ese día Kevin estaba particularmente malhablado.
- No quisiera interrumpir- Dijo entonces Sally (pero era evidente que lo decía con todas las intenciones de interrumpirnos) – Pero me parece que se están olvidando de algo crucial... Ja, y eso que yo no suelo ser la lista.
- ¿Qué cosa? - Preguntó Kevin.
- Jess perdió sus poderes.
La cara de frustración de Kevin se transformó visiblemente en una de asombro y desconcierto.
- ¿… En serio? - Preguntó, mirándola a Jess. Ella asintió levemente con la cabeza. - O sea... ¿que ya no ves nada de lo que veías antes?
- Al principio creí que estaba ciega. - Musitó, con una mueca.
- Pero qué... raro. Es decir... ¿Significa eso que tu condición de alma pura estaba ligada a tus poderes?
- Bueno, tres cosas cambiaron ese día. - Agregué yo. - Su aspecto, y sus poderes. Y ahora sabemos que también su alma se impurificó.
- Eso quiere decir... ¿Que todo lo que eras antes dependía de la pureza de tu alma?
- … Yo sigo siendo la misma persona. Solo que con un aspecto distinto, y mis poderes en realidad no desaparecieron del todo, pero me cuesta muchísimo más acceder a ellos.
- Pero... no entiendo. Es decir, he conocido gente con alma pura en el pasado. Y ninguna de esas personas eran albinas, o tenían poderes sobrenaturales... - Hizo una pausa.- Tal vez... es extraño como tu alma también era blanca, al igual que vos, y ahora que perdiste esa blancura, ella también desapareció de tu alma. Y ya te lo he dicho, tu alma tenía un brillo peculiar. Tal vez no era realmente pura tu alma, si no que simplemente era blanca, porque vos eras blanca... - Lo miramos sin saber que agregar. Kevin hacía demasiadas peroratas sobre cosas de Buscadores, y era lógico que se nos escaparan unas cuantas. En un momento, sacudió la cabeza. - ¡Dios! ¡Lo que estoy diciendo no tiene sentido! Pero en fin, no es que se puedan hacer muchas deducciones lógicas de una albina omnisciente. - Hablaba más para él mismo que para nosotros. En un momento, volvió a dirigirse a Jess. - Perdoná, debió haber sido muy duro... digo, perder tus poderes.
Ella se encogió de hombros.
- Es raro. La verdad, todavía sigo bastante confundida... Me siento bastante estúpida, si he de ser sincera. – Al decir lo último, sonrió.
Kevin rio débilmente. 
- Si, Kevin sabe lo que se siente. - Dije conteniendo la risa. Jess me dio un codazo (aunque estoy seguro de que se estaba riendo también)
Kevin no se daba por aludido, sabía que no le convenía saltar por nuestras bromas. Pero aseguraría que por dentro nos insultaba en todos los idiomas que se le ocurrían. Se incorporó de su montaña de ropa, y exclamó:
- ¡Pero bueno! mejor que estés sin poderes, ¿no? Esa porquería te estaba haciendo mierda el cerebro.
- Si, pero era útil. - Respondió Jess mientras revoleaba los ojos.
- Ahora que tenés la oportunidad, deberías empezar a preocuparte más por vos misma, no por hacer “cosas útiles”
Ella torció la boca.
- Es que… no necesito nada.
Kevin y yo nos agarramos la cabeza como reacción ante aquél estúpido comentario. 
- Jess, tenés que aprender a ser más egoísta. – Le dije.
- ¿¡Pero es que no te das cuenta!? – Exclamó Kevin. – Te busca el gobierno por razones desconocidas y de vez en cuando te agarran ataques vomitivos, ¿Y creés que no necesitás nada?
- … La verdad, lo único que me gustaría ahora es que volvieran mis poderes.
- … ¡Sos una idiota!
- Bueno, que el gobierno dejara de buscarme estaría bueno, que dejaran de darme ataques vomitivos también, pero no sé cómo hacer eso.
- Tal vez… deberíamos investigar al respecto – Dije yo, iluminado por una idea repentina.
Los demás me miraron como si estuviera loco.
- Bueno, no sé. No tenemos nada mejor que hacer, ¿No? Como que necesitamos de un nuevo objetivo.
- Mmm, no sé, ¿no te parece que con intentar mantenernos con vida ya tenemos sufieciente? – Me dijo Sally con ironía. – Muy lindo tu plan, pero ¿Cómo pensás hacerlo, sabelotodo?
Me quedé callado, porque obviamente no tenía la más remota idea. Pero mi plan de tener algo para hacer no era tan malo.
- Es posible que haya una manera de averiguar algo sobre el pasado de Jess. – Dijo entonces Kevin.
- Ah ¿si? ¿Cómo?- Inquirió Sally.
- Bueno, hay muchas formas. No sabemos para qué la busca el gobierno, pero el hecho de que lo haga nos hace suponer que este esté relacionado con su encierro. Tal vez habría que buscar una forma de investigar archivos, y también podríamos revisar diarios antiguos en la biblioteca… Tal vez en ellos haya alguna pista sobre el momento que Jess fue encerrada, o en el que escapó, cualquier cosa puede ser útil… he hecho varias investigaciones, y les aseguro que los diarios viejos son más útiles de lo que creen.
>> Y además… Bueno, a pesar de que Jess siempre pudo saberlo todo, no sabe nada sobre su pasado. Y no solo eso, también hay otros “agujeros” en sus poderes, tal vez eso sea significativo…
- La verdad… yo siempre pensé que era un método de autodefensa. – Interrumpió Jess. – No es fácil enfrentarse a las cosas que tienen que ver con uno, no de un modo completamente omnisciente. Y es posible que lo que me haya pasado en el pasado no pueda recordarlo porque el fondo sé que no me conviene recordarlo.
- A eso quería llegar. – Retomó Kevin. - ¿No me contaste alguna vez que tuviste “agujeros” con cosas que no parecían estar relacionadas con vos?
- Si… Me pasó con vos. No podía leer tu mente. Todavía no puedo, en realidad. Ni la de ninguno de los buscadores. Aunque después pensé que tal vez era porque  todos ustedes sabían que yo tenía el alma pura, y al parecer esa es una información muy importante sobre mi…
- ¡Exacto! ¡Es posible que el hecho de que tengas (o tuvieras) el alma pura esté muy relacionado con lo que te ocurrió en el pasado, y ese simple hecho bloqueara todos nuestros pensamientos! Lo cual, si lo pensamos, no es tan extraño, porque, como te digo, tener el alma pura no es algo natural. Evidentemente, algo te hicieron… Y eso nos lleva a creer que lo que sea que te hayan hecho, tenga algo que ver con la religión de Los Buscadores…
- … Esta conversación no me hace sentir muy cómoda. – Musitó.
- Pero es necesaria. – Replicó Kevin. Parecía muy entusiasmado de poder exponer todas sus teorías. – Pensá… ¿Qué otros “agujeros” tuviste?
- La verdad no me acuerdo… Es decir, por momentos parecían cosas tan al azar, no se me ocurrió que podía haber un patrón en todo eso.
- No sabe quiénes son mis padres biológicos. – Dije yo, sin poder evitarlo. Todavía tenía bastante presente aquel momento con Jess, y no podía creer que ella no lo recordara.
- ¿Tus padres biológicos? – Preguntó Kevin. Oh dios, recuerdo que pensé, cierto que éste no sabe nada de mí. 
- Kevin, no hay que ser un genio para darse cuenta de que no fui criado por Nacidos de Mágistral. – Dije con un dejo de impaciencia. Contar esa historia no me hacía nada feliz. – Es decir, fíjate, ¿Por qué te parece que ando de la compañía de Sally todo el tiempo? Tampoco me cae bien este país, eso no es normal en alguien… alguien que luzca como yo.
- Es verdad, sos bastante raro. – Dijo con seriedad. Parecía querer vengarse de todo lo que le había dicho antes.
- Gracias. – Musité. No le iba a dar el gusto. – Yo crecí en una Villa Terrena, con Sally. Mi madre era una Terrena. Nunca me dijo quiénes eran mis padres biológicos y Jess no puede saberlo, lo único de lo que está segura es de que mi madre no era… Mi madre.
- … Ok, eso sí es raro. – concluyó Kevin luego de pensarlo un rato.
- ¿Ves? – Reaccionó Jess. – No tiene sentido. Cada vez pienso más que esos agujeros realmente son al azar.
- No, no puede ser al azar. Y no podés saberlo, la realidad es extraña y a veces las cosas encajan de un modo que no te lo esperás. Vos deberías saberlo más que nadie… Lo único de lo que estoy seguro es que tenía razón. 
- ¿¡!? ¿Sobre qué?
- ¡Que realmente ustedes me están ocultando algo!
- ¡Kevin! – Se impacientó Jess. – ¡Esto empieza a ser irritante!
- ¡Pero tengo razón! Por lo menos hay una conexión extraña entre ustedes dos. Evidentemente, tus padres están relacionados con ella, de alguna manera.
- ¡Digamos que es así, pero eso no lo sabíamos!- Exclamé. – Y no sé cómo funcionan para vos las cosas, señor Buscador, pero hasta dónde yo sé, no se puede ocultar lo que no se sabe.
- Bah, estoy seguro de que algo tienen entre manos.
- … ¡Vos sos el idiota! – Replicó Jess, para mi agrado. Verla insultar a Kevin me subió bastante el ánimo, la verdad. Es que ella no suele tener esas respuestas, pero cuando las tiene, da justo en el clavo.
A Kevin no le cayó tan bien, por lo que refunfuñó un poco.
Pero aun así nos dejó hacernos un lugarcito en su desordenado departamento para dormir, y al día siguiente se levantó temprano para ir a la biblioteca. Creo que eran la seis de la mañana cuando sus vueltas por la habitación me despertaron y yo le dije algo como “¿Qué hacés a esta hora levantado?” y dijo:
- Prometo que hoy vuelvo con información.
Y se fue. Lo habría acompañado, pero no entiendo cuál era su obsesión para levantarse a las 6 de la mañana. Por lo cual teníamos el día libre, y le propuse a las chicas de ir a uno de esos bares terrenos clandestinos.
-No te preocupes, no vamos a ir a lo del cantinero que noqueaste. – Le dije a Jess.
Así que salimos y noté que Jess estaba rara, y le pregunté qué pasaba.
- Uf, la Capital siempre me dio escalofríos. Creí que ahora que no tenía mis poderes iba ser menos sensible a eso, pero creo que incluso me perturba más.
Me reí.
- La capital tampoco es muy agradable para mi 
- ¡Los dos son unos aguafiestas! prefiero la capital mil veces antes que la Villa Terrena.- Interrumpió Sally- Bueno, obvio que tiene sus desventajas, pero acá hay más gente, y más oportunidad de hacer cosas, y es más divertido.
- Sally, no podés preferir este lugar antes que tu hogar.
- ¡Prefiero lo que se me da la gana! – Dijo mientras me sacaba la lengua.
- De todas formas, Jess, ¿Qué tienen que ver tus poderes?
- No sé… siempre creí que de alguna manera, la capital volvía a mis poderes torpes. Como si recibiera una mala frecuencia.
- Tonnnta, ¿no debiste haberle dicho a Kevin?
- Pero no es exactamente un agujero… ¿o si?
- La verdad no sé… Pero pensalo bien, la capital es dónde se encuentra la Mansión Azul… y es el gobierno el que te busca…
- Si… Visto de ese modo, tiene bastante sentido.
- Y… ¿Qué sabés de la Mansión Azul? ¿Alguna vez la investigaste?
Jess revoleó los ojos.
- No, la verdad es que nunca lo intenté demasiado, Matt. Hay veces que puedo ver el edificio, y algunas cosas que pasan ahí dentro, pero… no sé, lo recibo con interferencias. Y además, me da una mala sensación.
- A cualquiera le daría… ¡Pero eso es muy importante! Significa que realmente está conectado con vos…
- ¿Eso no era ya bastante obvio? ¿De qué nos sirve saberlo?
- Jess… ¿No será que no puedes leer la mente de las personas que están en la Mansión Azul y por eso recibís imágenes con interferencias?
- Matt, ¿Me estás escuchando? 
- Creo que debemos entrar en la Mansión Azul.
Por unos segundos, las dos me miraron en silencio.
- Ahora estoy completamente segura de que estás loco- Dijo Sally.
- ¿Qué lograríamos con eso, Matt? ¿No sería como ir a la boca del lobo?- Dijo Jess.
- Tal vez, pero seguro ahí encontramos información.
- Es un plan estúpido. – Sentenció Jess.
- Aparte, ¿cómo lo lograríamos?- Inquirió Sally. – No se puede entrar a ese lugar así como así, ¿no?
- Claro que no, Tendríamos que colarlos de alguna manera.
- Por dios Matt, es una locura. – Concluyó Sally.
- Ya nos hemos colado en otros lugares antes…
- Si, pero mis poderes funcionaban mejor… Y no era la Mansión Azul. – Dijo Jess. – Además, Kevin se fue a buscar información hoy a la mañana, ¿no? Seguro que vuelve con algo… ¿Para qué nos vamos a meter en algo que no es necesario?
Me encogí de hombros.
- Creo que si alguien acá tiene las respuestas, es el gobierno. Y que tarde o temprano vamos a tener que enfrentarnos a eso… ¿O Querés vivir en la clandestinidad por siempre?
- Es una pregunta muy estúpida, y no la voy a responder. No importa si tengo que vivir escondiéndome (o sin saber nada de mi pasado) por siempre, prefiero que ustedes estén seguros, y a salvo…
Cuando Jess dijo eso, me sentí extrañamente incómodo, y al mismo tiempo complacido; y estoy casi seguro de que Sally se sintió igual. Jess se dio cuenta de que el ambiente se había puesto raro y se ruborizó (y en ese momento fue aún más notorio su reciente cambio). Nadie se atrevió a decir nada hasta que llegamos al bar.
Sally en seguida se fue a hacer sociales y a bailar un poco, y Jess me acompañó a la barra.
Como Jess en ese momento llevaba puesta ropa que le había prestado Sally y tenía el cabello casi oscuro, podría haber pasado por una terrena, pero apenas le mirabas la cara rosácea y redondita te dabas cuenta que de terrena sólo tenía la ropa. Pero desde luego, no llamaba la atención tanto como yo.
- No se permiten nacidos de Magistral acá… - Murmuró el cantinero (cuyo nombre ahora no recuerdo, sólo lo vi esa vez, pero sí me acuerdo de que era un hombre bastante corpulento).
- Hey, tranquilo, vengo con ella. – Dije, y señalé a Sally en medio del gentío. Pareció una excusa bastante idiota, y el cantinero me gruñó. – No voy a causar problemas. – Agregué, un poco nervioso por la ventaja que el cantinero me sacaba en tamaño.
- Ustedes siempre causan problemas. Pero los exiliados están tomando ventaja…
- ¿Cómo es eso?- Saltó Jess de repente, para sorpresa de los dos.
- ¿No escucharon las noticias? Estuvieron hablando de eso por días en la radio.
Los dos lo miramos con cara de no entender. 
El cantinero suspiró.
- Pasó hace un par de días. Hubo un levantamiento de exiliados de Foggia, atacaron un pueblito de Nacidos de Mágistral. Bueno, era un pueblo pequeño y bastante aislado, pero los exiliados ganaron. Ahora el territorio es suyo.
Tuve que tomarme unos segundos para asimilar tal información.
- ¡Al fin! ¡Al fin una victoria! – Exclamé con alegría. - ¡Dios, ¿es cierto?! ¡Es increíble! ¡Tarde o temprano este país va a pagar lo que se merece! ¡Sabía que ellos serían los primeros! – No sé si dije antes que el pueblo de Foggia es uno de mis favoritos, y creo que claramente ellos debían ser los que ganaran ese enfrentamiento. Estaba muy orgulloso de ellos. Bueno, lo sigo estando. - ¡¿Te das cuenta Jess?! ¡Muchas cosas van a cambiar a partir de ahora!
Jess me miraba con una cara de miedo que no comprendí.
- … Algo está muy mal.
Por supuesto, me indigné.
- ¿¡Cómo podés decir eso!? ¡Lo único que está mal es que existan tantas Villas de exiliados que sufren de frío y hambre y discriminación! ¡El pueblo de Mágistral está recibiendo lo que se merece!
- ¡No es eso! Esto no debería estar pasando… Es decir, es completamente ilógico. Mágistral siempre estuvo protegida por… alguna clase de hechizo. Algo muy raro está pasando. No es normal que una civilización tan primitiva como Foggia tenga siquiera un oportunidad contra algo tan sólido como es la nación de Mágistral…
- ¿¡Y a quién carajos le importa!? ¿¡Qué importa cómo fue? lo importante es que pasó! ¡Ya era hora, mierda!
Me estaba enojando en serio. Jess me miraba, incapaz de salir de su temor.
- Algo está muy mal… - Se limitó a repetir.
El cantinero nos miró sin entender nuestra discusión.
- ¿Quiénes son ustedes? – Se extrañó. – No quiero problemas por acá ¡Vayanse!
- Vámosnos. – Le murmuré a Jess. Había logrado que perdiera todas las ganas.
Busqué a Sally y salimos, no sin que ella protestara un poco.
Creo que no hablé hasta que llegamos a la habitación de Kevin, y Jess tampoco.
- Cómo que hay una tensión un poco extraña, ¿no? – Comentó Sally cómo si nada.

---

Cuando llegamos, Kevin ya estaba dentro, y yo seguía de malhumor.
- ¿Y a éste que le pasa? – Preguntó, el muy idiota.
- … ¿Te enteraste de lo que pasó con los exiliados de Foggia? – Dijo Jess.
- Si, por supuesto. Estuve todo el día leyendo diarios, y pasé por los nuevos también.
- ¿Encontraste algo?
Kevin negó con la cabeza.
- Nada realmente útil. Al no tener fechas seguras relacionadas con… el momento que te secuestraron, ni nada que tenga que ver con tu pasado, fue muy difícil…. pero, mierda, creí que encontraría algo en algún momento… Lo único que encontré que realmente pude relacionar con vos, fueron los carteles de “se busca” que están publicados en todos los diarios, poco después de que te escapaste, pero aparte de eso… - Dio un largo suspiro, moviendo la cabeza de un lado a otro. –Fue un día desalentador.
- Si, a Matt también le afectó, evidentemente.-  Dijo Sally. Ella siendo siempre muy buena para hacer rabiar a las personas. Gruñí.
- ¿Qué pasó? – Volvió a preguntar Kevin.
- Se enojó conmigo porque dije que no era normal que Foggia ganara una partida contra Mágistral…
- No estoy enojado, solo estoy… frustrado. –Interrumpí.- Y no dijiste eso. Dijiste que “estaba mal”
- No sé si está mal, simplemente creo que no es… natural.
- ¡¿Qué no es natural?! ¡¿Qué carajos querés decir con que no es natural?!
- ¡Qué Foggia podrá luchar todo lo que quiera, pero es obvio que Mágistral tiene todo un ejército enorme dispuesto a atacar contra cualquiera que le suponga una amenaza y es muy extraño que aún no haya actuado! ¡Y todos sabemos que Foggia es un pueblo que se rehúsa a avanzar tecnológicamente, que no tiene ninguna oportunidad! ¡No entiendo porque Mágistral no ha hecho algo al respecto aún! ¡Y no te enojes conmigo solo porque sabés que tengo razón!
- Tarde o temprano actuará.- Sentenció Kevin con mucha seguridad.
- … ¿Cómo estás tan seguro? ¿Por qué actuaría después, si no actuó ahora? – Pregunté.
- Porque no es la primera vez que pasa… Lo sabías, ¿no, Jess?  
Jess lo pensó un momento.
- Mágistral ha tenido a lo largo de la historia un par de fluctuaciones. Ha habido veces que Mágistral perdió pequeñas batallas, pero casi enseguida se repusieron, por lo cual ya nadie recuerda esos acontecimientos. 
- Bueno, ya verás cómo sucede lo mismo esta vez.
- Yo creo que la lucha de los Foggianos no debe caer en el olvido.
- No podés obligar a una nación a recordar lo que no es relevante, Matt. – Dijo Kevin. – Nadie va a recordar al pequeño pueblo vencido por el país inmortal. Eso es cosa de todos los días.
- Por lo menos yo no me voy a olvidar. – Mascullé, conteniendo la rabia. Sabía que no tenía sentido enojarse con Kevin o con Jess, sobre todo porque, muy a mi pesar, tenían parte de razón.
- ¿No es raro como por momentos en la historia parece romperse el… escudo que protege a Mágistral? – Inquirió Jess.
- ¿El escudo?- Inquirí.
- Bueno ya saben… Mágistral siempre estuvo protegida de una manera muy… particular. 
- Si… Pero Mágistral siempre se repuso rápido… - Dijo Kevin.
- Pero… ¿Por qué se debilita, en primer lugar?
- Ok, pasemos a otro tema. – Decidí, quería al menos ganar una partida. – Kevin, ¿Entonces no encontraste información relevante?
- No… Bueno, podría volver mañana. Apenas alcancé a revisar los diarios, y no todos, por supuesto…
- No ¿sabés qué? Tenemos un plan mejor.
- Huy Matt, olvídate de eso. – Dijo Sally.
- Ustedes saben que es la única manera de obtener algo seguro.
- No, no es así. Y no es seguro. – Saltó Jess.
- ¡Sabés a qué me refiero!
- ¡Matt, calmate, por favor! – Gritó Sally. Y me callé. - ¡No te das cuenta que hoy estás demasiado alterado! ¡No te descargues con nosotros, por favor!
Me quedé de piedra. Maldita Sally, me conocía desde hace demasiado tiempo.
- Perdón, pero ¿Por qué discuten? – Inquirió Kevin.
Jess suspiró.
- Matt tiene la absurda idea de que deberíamos filtrarnos en la Mansión Azul para buscar información sobre a mí.
A Kevin se le iluminaron los ojos.
- … ¿Por qué esa mirada?
- Porque… yo no creo que sea tan mala idea.
- ¿Qué…?
- Sabemos que el gobierno es responsable de tu secuestro. Entonces, sabemos que ellos te conocen mejor que nadie.
- ¡Pero…!
- Además,- Volvió a interrumpir Kevin. – al tener vos el alma pura (o tenerla) te relaciona directamente con Los Buscadores. Y hay rumores de que en la Mansión Azul tienen una sala secreta llena de información y objetos relacionados con Los Buscadores…
- Dios mío, solamente querés ir allá por eso – Dijo Sally.
- ¿Y qué? Tiene que ver con nuestra investigación, ¿no? – Farfullo Kevin, un poco avergonzado.
- Pero, ¿Cómo vamos a hacer que no nos atrapen? – Preguntó Sally.
- … Yo no quiero que me secuestren de nuevo. – Dijo Jess con preocupación.
- Tal vez, ahora que cambiaste, ni siquiera te reconozcan… - Argumenté.
- Si es así, significa que realmente no saben mucho de Jess, o por lo menos no saben más que nosotros. Debemos ir preparados. – Dijo Kevin.
- Entonces haremos un plan.

---

A partir de entonces estuvimos varios días realizando planes sobre la mejor forma de inmiscuirnos en la Mansión Azul. No recuerdo mucho los detalles porque apenas llegamos a realizar unos a cabo. Teníamos en cuenta, más que nada, la información que podía darnos Jess, que en estos momentos en los que sus poderes estaban casi extintos, era escasa y poco segura. Hicimos varios mapas de lo que Jess podía ver de la Mansión Azul (que vale la pena decir que tenía bastantes agujeros). Anotamos el personal que ella reconoció y sus habituales costumbres. Sopesamos los diferentes lugares por los que podíamos entrar sin que nadie nos descubriera. En los tiempos que trabajé con Jess, aprendí que por mucho que esté vigilado un edificio, siempre hay una forma de entrar. Siempre.
Así que esperamos hasta un feriado, a la noche; cuando, según Jess, eran más bajas las probabilidades de que nos encontraran. No hay mucho que contar sobre eso. Luego de saltar la cerca en un punto estratégico, nos colamos por una puerta trasera que daba a los baños del personal. Por alguna razón nadie le prestaba atención a ese lugar, aunque tampoco era muy fácil de encontrar.
Luego de eso, avanzamos muy lentamente por las habitaciones, siguiendo una serie de horarios que habíamos anotado muy minuciosamente, según las instrucciones de Jess. Confiábamos en que si sucedía algo fuera de lo normal, Jess estaría lo suficientemente lúcida como para darse cuenta con tiempo y así tener oportunidad de actuar al respecto. Pero debimos haber supuesto que no sería así. Jess comenzó a quejarse de un fuerte malestar apenas pusimos un pie en la Mansión.
Recuerdo que en un momento tuvimos que hacer una parada en lo que parecía ser una sala de estar. Llena de objetos lujosos. Lo que más me impresionó fue el cuadro.
Era un retrato de cuerpo entero de La Presidenta a sus 16 años, desnuda, con cola de pez, sobre una caracola gigante y rodeada de perlas. La Presidenta siempre aparentó ser menor de lo que era. En el retrato parecía de 13 y sus pechos incipientes me generaron un rechazo inexplicable.  Parecía tan frágil, con esa mirada de nada… y sentí más bronca que nunca. Porque ese ser que se encontraba en nuestro mismo edificio era todo menos frágil. Y era el responsable de todo. Y el pintor debía ser un morboso de mierda para poder soportar ver a esa mujer (que en realidad no era más que una niña) desnuda y encima agregarle todos esos artificios repugnantes.
Y en ese instante insignificante que me distraje para ver esa asquerosa pintura, nos atraparon. Tan simple como eso. De la nada salieron 6 guardias de seguridad y se lanzaron sobre nosotros. No tuvimos oportunidad alguna de escapar. Ni siquiera Sally, que era la más fuerte del grupo."

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